Entre los objetivos de la reforma litúrgica deseada por el Concilio Vaticano II se encontraba el de llevar a «todos los fieles a aquella participación plena, consciente y activa, en las ceremonias litúrgicas, que exige la naturaleza de la Liturgia misma, y a la que el pueblo cristiano, linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido (1 Petr. 2,9; cf. 2, 4-5), tiene derecho y obligación, en virtud del Bautismo (leer entero para saber a fondo cómo vivir la Liturgia)
El esquema del artículo es el siguiente: I. La Sagrada Liturgia, ejercicio de sacerdocio de Cristo en la Iglesia. II. La Liturgia, acción de toda la Iglesia. III. Los signos litúrgicos y la participación de los laicos en la Liturgia.
Esto concuerda bastante bien con ese programa que se formulaba el 10-12-2000 el entonces Card. Ratzinger: La nueva evangelizacion (texto de una conferencia).
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